lunes, 25 de diciembre de 2017

Red Capítulo 2 [Especial de navidad 2017]

Música

Tirado cual animal abatido, allí se encontraba, un misterioso joven, lleno de heridas y con la ropa rasgada, Mario aun impactado por tal macabra escena, tardó unos segundos en poder reaccionar.

-¿¡Oye estás bien?! ¡Hey!
Pero no contestaba, acto seguido se acercó al joven, siguió gritando para llamar su atención mientras agitaba su inmóvil cuerpo, pero no obtenía respuesta.

-Por favor no me digas que....
Pero al comprobar sus constantes pudo notar que aun tenía pulso y que seguía respirando, muy levemente, pero seguía respirando. Sin perder más el tiempo lo tomó en brazos y lo llevó al interior de la casa, acostando lo en su cama con sumo cuidado.

-Quizás debería examinarlo un poco para ver si tiene alguna herida, madre mía esta lleno de cortes y arañazos. Despojándolo de sus harapientas y desgarradas ropas Mario desnudó al joven y comenzó a lavar y a desinfectar sus heridas con sumo cuidado y delicadeza.

-Mmm...
Debido a la húmeda sensación de la toalla rozando su piel el joven comenzaba estremecerse, despertando poco a poco.

-Parece que funciona.
Mario secó al chico, y lo envolvió con las mantas de su cama para que no cogiera frío mientras buscaba algo que poder prestarle.

-mm...p....pá.....
El muchacho parecía estar teniendo una especie de pesadilla pues en sueños murmuraba débil mente mientras sollozaba.

-No parece que valla a despertar pero por lo menos parece que se va recuperando, debería preparar algo esta noche tengo visitas y este chico está muy debilitado dudo que sea capaz de emprender la marcha por su cuenta en ese estado.

Mientras este estaba en la cocina preparando una sabrosa y contundente cena el agradable y familiar olor de la comida comenzó a llegar hasta la habitación donde descansaba aquel muchacho.

-G-aaaaaahg.....
Perezosamente se estiró dejando escurrir las mantas por su fina y delgada piel dejando que el frio de la noche lo estremeciese con su furtivo roce.

-¿D-dónde....estoy?
Su voz aun débil y casi inaudible se esparcía por la habitación.

-Oh, veo que te has despertado, ya te encuentras mejor?
Mario había regresado al cuarto con una bandeja de comida entre las manos llena de diversos alimentos, pan, queso, leche, y una deliciosa sopa que ondeaba de manera sugerente en la fría atmósfera de la noche.7

-Ponte esto, hace frio y tu ropa esta bastante desgarrada.

-Esto...
El joven se mostraba algo incómodo ante la oferta , pero Mario no quiso rehusarse.

-No seas tímido, no es ninguna molestia, vivo solo en esta casa y no me importa tener invitados, ponte esto y tomate esta sopa, entrarás en calor enseguida y te sentirás renobado. ya verás como te recuperas enseguida.

Animado por las amables palabras de mario el joven se puso la ropa que le había prestado y gustoso comenzó a sorber la sopa.

-Es...Lo más delicioso que he probado en mi vida...

-Jajaja, que zalamero eres, no tieens que alabarme te daré toda la sopa que quieras pequeño.

-Muchas gracias.
El joven muchacho parecía muy contento al ver la amabilidad y hospitalidad que Mario le estaba brindando.

-Por cierto, ¿Cómo te llamas?

-¿Llamar?

-Claro, tu nombre.

-mmm....
El muchacho miró para el infinito con una expresión confusa.

-No me digas que no tienes nombre.

-No se que es un nombre....Lo siento, ¿Podría ponerme uno usted?
No entendía que quería decir con eso, aquel muchcho sin nombre le resultaba mas extraño.

-¿Y dónde están tus padres?
-....

-Creo que esto no va a llevar a ninguna parte....Por lo menos podrías decirme que es lo que te pasó?

El joven dejó de comer, y de pronto una extraña tensión se cernió en la habitación.

-Escapaba.....

-¿Escapabas? Pero... ¿De qué?

-Del lobo.....

El lobo feroz, el famoso monstruo que se rumoreaba habitaba en lo más profundo del bosque, Mario no era de creer en habladurías pero los ojos humedecidos del joven y su temblor incontrolable eran la viva imagen del terror.

-Sabes que, olvida lo, se está haciendo de noche, y es peligroso salir, ¿Que te parece si te quedas a dormir?

-Muchas gracias....Es usted muy amable.

-Puedes llamarme Mario.
El joven sonrió.

-Espero que no te importe pero, me temo que tendremos que compartir cama esta noche, no tengo más camas en toda la casa, pero si te sientes más cómodo puedo dormir en el sofá.

-Oh, no no es necesario, no quisiera ser una molestia para usted señor....

-Eres un chico muy educado.
Mario le sonrió mientras le desordenaba el cabello con dulzura, dibujando una sonrisa de felicidad en el rostro del muchacho.

-Venga es hora de dormir, que descanses.
La luz de la vela que iluminaba la habitación se apago y ambos se sumergieron en el mundo de los sueños.

A la mañana siguiente el muchacho había desaparecido su ropa no estaba para lavar y en su lugar se encontraba aquella que Mario le había prestado, con este gesto él entendió que se encontraba mejor, pero en el fondo le daba un poco de pena.

-Valla...supongo que era de esperar ese chico era bastante desconfiado, y después de todo ni siquiera sabía su nombre.

Como todos los días Mario se dedicaba a limpiar la cabaña y a realizar las tareas del hogar, ese día le tocaba ir a lavar la ropa al río y en su camino se topó con la mujer de la cabaña del cazador quien como de costumbre no parecía estar de buen humor.

-Buenos días.
Dijo Mario sin dirigirle la mirada con un aire de desprecio.

-¿Te diviertes?
El tono sarcástico de su pregunta provocó que Mario se detuviera y se girara dirigiendo su mirada hacia ella.

-¿A que te refieres?

-Te lo diré de otra manera ¿Es divertido jugar con fuego?

-No le veo el sentido a esta conversación, si me disculpas tengo ropa que lavar.
Mario ignoró sus preguntas e hizo amago de marcharse pero fue detenido por aquella mujer quien lo sostenía con fuerza del brazo.

-Suelta me.

-Te lo diré por última vez, márchate.

-No pienso escuchar a una loca que va asaltando a gente por el camino.

-Deja de burlarte de mi, se lo que vi y se que estás compinchado con ellos.

-¿¡Con quienes?! ¿¡De qué demonios estás hablando!?
Le reprochó harto de sus acusaciones.

-Ayudaste a un lobo, ¡Metiste a un lobo en tu casa! ¡De eso estoy hablando!

-¿Estás hablando del muchacho que pasó la noche en mi cabaña? Estaba malherido y débil yo solo lo curé lo acogí y le di comida además no era ningún lobo.

-Los lobos son criaturas misteriosas, y son capaces de adoptar forma humana ¿Acaso crees que la historia del lobo feroz es una leyenda? 

-Si, lo creo.

-Por última vez, no vallas al bosque, y si quieres un consejo no te acerques a ese chico nunca más, los lobos son animales traicioneros.
Tras decir estas últimas palabras la extraña y misteriosa mujer se marchó.

-Menuda chalada, solo espero que las heridas de aquel chico no fueran provocadas por esa loca.

Dejando de lado la historia del lobo Mario se dirigió al río, donde se dispuso a lavar sus prendas, el agua por la mañana estaba helada y al entrar en contacto con la piel de sus manos, el frío comenzaba a cortar le la piel como si de cuchillas se tratase.

-Arf....que  fría, me corta la circulación de las manos... 

A pesar de que no sabía nada de aquel muchacho Mario no podía evitar sentirse preocupado por su situación actual, viendo en el estado en el que lo encontró bien podía tratarse de un huérfano hambriento, con ropas sucias y harapientas, en un lugar tan inhóspito y lleno de peligros como aquel insondable bosque, solo de pensarlo le hacía estremecerse.

-Creo que voy a  buscarle, primero llevaré esta ropa a secar a casa y me prepararé para hacer una expedición a lo profundo del bosque.

A pesar de las advertencias de aquella misteriosa mujer Mario hizo caso omiso y no solo no se desentendió de aquel joven sino que se adentro en lo más profundo del bosque donde criaturas temibles y seres abominables se escondían al acecho de presas.

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